Lo que no me agrada de los libros de Amanda Quick

 Amanda Quick, ¿escritora de romántica?

Suspenso con un toque de sexo

  Debo reconocer que Amanda Quick es una de mis escritoras favoritas suplentes. Pasó del cuarto lugar al tercero en estos primeros meses del año, pero hay que admitir que no es una escritora de romántica, sino más bien de una literatura amena "policial" con escenas de sexo que distan mucho de abrazar el romanticismo. 

  Admiro su escritura porque es obvio que, a pesar de no encontrar nada de romance ni de pasión en sus historias, te atrapa y leés buscando en algún momento encontrar escenas que justifiquen la calificación de la editorial y de las librerías al momento de publicarlas y exhibirlas en los estantes. Y es ahí cuando llega una escena en la que los protagonistas se encuentran a solas y sentís que van a parecer esas sensaciones internas de emoción y ansiedad y te quedás en la nada misma. No hay escenas románticas ni dulces ni de flirteos. Las únicas escenas que una puede entender como pasionales son las de “sexo” y pasan volando sin ninguna intensidad ni profunda ni superficial. Es como que las escribiera para justificar la calificación de escritora de romántica.


  El último libro que leí de ella (hoy) decía en la portada: “Ella ansiaba una vida sencilla. Él la arrastraría a una pasión enloquecedora”. 350 páginas. Iba por la mitad y me preguntaba: ¿Cuándo llega la pasión?¿Era un capítulo que venía a parte del libro? 


Una no espera que todo el libro sea de sexo ni de cursilería, pero espera encontrar algo que la haga sentir esa contracción en el vientre por la expectativa de vivenciar, de anhelar eso que está leyendo como si le estuviera pasando a una. Con las novelas de Amanda no sucede, o por lo menos a mí –en el sentido de romance, no discuto en absoluto su poder narrativo. Pero en el tema amor me deja una cuota muy grande sin pagar–.


La manía de mostrar a la mujer como alguien impulsiva y sin raciocinio

 

  Por otro lado, cuando una es adicta a la lectura romántica de época, siente cierto amor por las reglas que la rigen, por más que en la actualidad no las seguiría al pie de la letra, muchas les parecieran absurdas, no se dejaría dominar, etcétera, etcétera. Pero si leemos de Inglaterra Victoriana cansa sobremanera que todas todas ¡todas! sus protagonistas femeninas sean feministas que están en contra de todas las reglas habidas y por haber, que son independientes, que no les interesa su reputación, que no les interesan las convenciones y no solo eso, sino que también son tan tercas y caprichosas que se vuelven insoportables.


  Porque está bien, una espera que, obvio, no sea una sumisa la protagonista ni que el protagonista sea un neandertal que no respeta a las mujeres y sobre todo a la mujer que ama, pero de ahí a hacerla no tener sentido común, no hace más que presentar a la mujer como una idiota, opuesto a lo que en realidad intenta mostrar con su temperamento y su actitud liberal e impertinente.

  Como por ejemplo, algo que se repite en varios libros: se encuentra con un tipo que toda su vida fue detective, que fue agente encubierto de la corona, pero cómo ella que es una virgen que se hace pasar por viuda y que escapó del campo porque no pudo lidiar con un simple cotilleo falso, le va a hacer caso a él cuando le dice que corre peligro, que no se encuentre con tal persona, que no vaya a tal lugar sola, siendo consciente la mujer de que están tratando con un asesino, un violador, un tipo de la peor calaña y sin escrúpulos. ¡Por Dios! En qué cabeza cabe que un hombre experimentado tenga razón y ella no. ¡Cómo le va a decir qué hacer!

  Crear un personaje femenino con sentido común no la va a hacer menos inteligente ni menos liberal ni menos feminista.


  Yo admito que cuando me encuentro con esas protagonistas deseo que el hombre nunca la salve de la decisión idiota que toma, ¡porque encima eso! El hombre le advierte, ella no le hace caso, termina en problemas y él tiene que ir a rescatarla. Yo quiero que esa mujer que no es mas que una tonta caprichosa, y así siento que Amanda representa a las mujeres en la mayoría de sus libros, sufra las consecuencias. Si quiero leer sobre una mujer rebelde y feminista leo el diario de hoy o prendo la tele y veo el noticiero. Si leo sobre Inglaterra Victoriana quiero leer esas absurdas reglas que, en esa época y en literatura, amo. Se puede crear una historia atrapante sin necesidad de volver a una mujer del siglo XIX una típica mujer del siglo XXI ni hacer que la mujer de aquella época sea una sumisa sin personalidad ni cerebro.


  Dicho esto, aunque ahora no lo parezca, me gusta la narrativa de Amanda, pero no la considero romántica. No hay duda de la calidad de escritura de Quick. Alguien que genera en una simple lectora estos sentimientos encontrados lo único que queda es sacarse el sombrero ante ella. Son hasta ahora, solo dos libros los que no he terminado de leer, el resto una vez que los comencé a leer no paré hasta terminarlos.


  Y ahora, como muestra de que en realidad es una de mis escritoras preferidas, paso a detallar algunos de sus libros que me han gustado:


El veneno perfecto

El peligro de la pasión

Cita de amor

La imprudente

Las trampas de la seducción

Compromiso por conveniencia

El tercer circulo

Jardines de Cristal


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