La historia del beso bajo la hoja de muérdago




Para las amantes de las novelas románticas y en especial de las de época, como yo, es común, creo, o por lo menos es eso lo que a mí me pasa, querer experimentar ciertos rituales románticos como el beso bajo la hoja de muérdago. No me digan que no, no me digan que mientras leen alguna novela trascurrida en navidad y relatan que el caballero tomó desprevenida la mano de la dama cuando ella intentaba dirigirse al balcón a tomar un poco de aire. En el primer roce se asustó, puesto que por las sombras de las cortinas no había podido ver el rostro del hombre que la había tomado distraída y ahora la llevaba a la rastra, aunque muy suave en su agarre hacia el interior de la residencia. Sus pasos frenaron en la puerta balcón de la sala principal, el reflejo de las luces interiores mostraba un gran arcoíris de colores danzando en el medio de la pista. En ese momento, con el corazón acelerado debido a que su imaginación la había llevado por diferentes lugares como el secuestro, un robo, entre otras, tuvo de frente la mirada más cristalina y salvaje que hubiese visto. Mirada que, por otro lado, conocía muy bien.

—¿Por qué me has arrastrado por casi medio salón de esa manera?

Se quejó. El solo atinó a sonreír, levantó una ceja divertido y señaló el vano de la puerta.

—Tenía que cumplir con la tradición.

Le respondió mientras ella seguía con la mirada la señal de él para observar, en la parte superior de la puerta al gran salón de bailes un ramito de muérdago. El pulso de ella se aceleró, no podía ser que él pensara hacer eso, besarla delante de tanta gente. Pese a estar detrás de la cortina y en un lugar que no daba mucho la luz, no era correcto, si alguien los veía sería desastroso.

—No seas ridículo.

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Quiso en ese momento irse, pero él rodeó su pequeña cintura con sus manos y la pegó a su cuerpo. La llevó justo debajo de la hoja de muérdago y comenzó a descender su boca sobre la de ella. Ella intentó, sin ningún tipo de movimiento ni esfuerzo, zafarse de él e irse, pero su cerebro no enviaba las órdenes a ninguna de sus extremidades; al igual que ella estaba perdida en esa boca de finos labios tan sensual que no podía pensar. Y fue así como al tocar su boca con la de él, sus piernas se aflojaron, su pulso se aceleró y todo su cuerpo fue cómplice de aquella promesa bajo la hoja de muérdago.

(Me fui un poco, mucho, por las ramas, ¿no? Suele pasarme) Bueno, retomemos, no me van a decir que cuando leen algo así su cuerpo no se estremece por la sensación de vivir algo tan romántico, aunque más no sea en una novela.

Pues bien, motivada por estas fechas (aunque algo tarde) quise saber de dónde venía esa tradición; y como la gran mayoría, viene de la mitología, pero ¡Oh! No de las más comunes que son la griega y la romana, sino que proviene de la mitología nórdica; sí, del gran Dios Thor ( y no, no es el precioso de Chris Hemsworth, yo sé que se te vino a la mente él al leer Thor).

En realidad, los protagonistas son su hermanastro, Loki, el príncipe del engaño, su madre, Frigg, la diosa del amor; y otro de sus hermanos, no tan conocido ( o por lo menos yo no lo conocía) Balder, el dios de la paz.

La leyenda

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Resulta que Balder solía tener pesadillas horribles y su madre, que podía interpretar los sueños supo que su hijo iba a morir. Entonces, para evitar ese desenlace se reunió con el resto de los dioses para realizar una lista de todas aquellas cosas podrían llegar a causarle la muerte a su hijo. 

Una vez que la lista estuvo terminada, la diosa fue a los nueve reinos a hacerles prometer a cada uno de los animales, plantas, dioses y objetos que integraban esa lista que jamás le harían daño a Balder. Peeero (siempre hay un pero) se olvidó o no tuvo en cuenta en dicha promesa al muérdago, algunos dicen que porque lo consideraban muy pequeño como para que le pudiera hacer daño a su hijo. Acá entra Loki, ser envidioso si los había, que también tenía rivalidad con Balder, quien era el segundo hijo de Odín y era el más guapo y alegre, y a quien todos en Asgar querían: Entonces averiguó la pequeña omisión de su madre y la utilizó para su propósito.

Luego de que Fligg lograra la promesa de que nadie le haría daño a su hijo, Balder decidió realizar un juego. Pidió a todos que le arrojaran diferentes objetos para demostrar que no iba a morir. Loki pudo conseguir una planta de muérdago y realizó con ella una flecha. Como era muy astuto y no quería quedar vinculado a la muerte de su hermanastro, le dio la flecha a su hermano Höðr, quien era ciego y lo ayudó para guiarla a su objetivo: Balder.

Cuando él cayó muerto, Fligg se afligió tanto y lloró tanto que los demás dioses sintieron pena y decidieron revivirlo. Entonces, Fligg , la diosa del amor, bendijo al muérdago y declaró que a partir de ese momento siempre que se esté en presencia de un muérdago toda pelea, toda guerra debía terminar para rendirle honor con un beso y un abrazo, y esparcir así el amor en todo el mundo.


 La tradición en las novelas dice que quien besa o roba un beso bajo una hoja de muérdago en especial en Nochebuena, encontrará el amor o conservará el que ya tiene. Si quienes se besan son una pareja ya formada, el beso traerá la fertilidad.

Hay otras historias detrás de la tradición del beso bajo el muérdago, pero esta es la que más me ha gustado.

Espero que esta navidad hayas recibido un beso bajo el muérdago, si no real, aunque sea con la imaginación, y que atraigas o conserves el amor.

Feliz 2021.

 


 

 

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